Con una madurez literaria alcanzada, Ángeles Díaz sigue adelante, con nuevos proyectos y una visión clara: escribir es un viaje sin retorno, un compañero de vida que, como la más fiel de las musas, la acompaña en cada madrugrada silenciosa, donde el mundo duerme y solo queda ella y sus palabras.
Por Ehab Soltan
Hoylunes– «Escribo porque, si no lo hiciera, sería otra persona» — Ángeles Díaz.
En el vasto universo literario, hay autores que emergen con una voz tan auténtica y poderosa que trascienden las páginas de sus libros. Ángeles Díaz, es una de ellas. Su trayectoria está marcada por la pasión y la disciplina, por la capacidad de transformar cada experiencia vital en una historia que resuena en el corazón de los lectores.
Durante su infancia en Jerez de la Frontera, Cádiz, España, Ángeles Díaz descubrió que las palabras eran sonidos articulados o signos en un papel, puertas a universos ocultos y testigos silenciosos de la vida. Fue su hermana quien, noche tras noche, transformaba las sombras de la habitación en escenarios vibrantes con relatos que parecían respirar. Sin embargo, fue la fantasía lo que la atrapó, también la cadencia de las voces que la rodeaban. Aún sin saberlo, su vida ya giraba en torno a las palabras, a su capacidad de preservar lo efímero, de dar voz a lo que se niega a desaparecer.
«Escribir de madrugada, cuando el mundo duerme y la inspiración susurra en el silencio, es la forma más pura de encontrarme a mí misma» — Ángeles Díaz.
En el transcurso de su trayectoria profesional, recorrió los laberintos de la industria editorial, desentrañando sus secretos desde adentro. Sus primeros pasos los dio en «La Prensa de Ibiza», donde ejerció como Jefa de Composición entre 1988 y 1993, aprendiendo el pulso del diseño periodístico y la inmediatez de la noticia impresa. Luego vinieron otras experiencias fundamentales: el diseño de cabeceras para el grupo MC en los años noventa, la maquetación y edición de revistas especializadas en «Podium», y una formación rigurosa que la certificó como correctora ortotipográfica y de estilo por Cálamo & Cran (Universidad Europea de Madrid), como editora por Cursiva (Penguin Random House) y como directora de proyectos editoriales por Parix (Fundación Germán Sánchez Ruipérez). Cofundadora de «Editables, S.L.», en 2016, donde no se limitó a levantar una empresa: creó un refugio para autores que buscaban un hogar para sus libros, un espacio donde las palabras no se negociaban como meros productos, eran sueños moldeados con precisión y respeto.
A lo largo de los años, fue construyendo un perfil polifacético dentro del mundo del libro, hasta que la lógica de su camino la llevó a convertirse en agente literaria. Pero, en esta ecuación no todo era literatura. Entre correcciones, ediciones y negociaciones, siempre encontraba tiempo para lo más importante: su familia. Porque, al final, un libro es un hogar para las palabras, pero el hogar de Ángeles siempre ha estado en aquellos que ama.
Desde sus primeras incursiones en la escritura, cuando plasmaba pensamientos en servilletas y paredes, hasta su consolidación como novelista, Díaz ha seguido un camino de autenticidad, valentía y exploración incesante. Su novela «Mi queridísima Marta» es un reflejo de este recorrido, un testimonio de su madurez literaria y de su profundo compromiso con la narrativa.
La pandemia de COVID-19 trajo consigo un encierro físico, pero para Ángeles Díaz, fue la oportunidad de sumergirse en una historia que había estado gestándose dentro de ella. Durante cien días, en un hogar donde su hijo componía jazz y su marido los cuidaba, «Mi queridísima Marta» tomó forma. Las emociones se mezclaban con la ficción, provocando momentos de risa, llanto y catarsis. «Hubo noches en que me sorprendía llorando por la muerte de un personaje», confiesa. «Otras, en las que reía con la complicidad de mis propios protagonistas». Este proceso creativo fue una especie de trance, un refugio ante la incertidumbre global. Cuando finalmente terminó la novela y el confinamiento llegó a su fin, «Mi queridísima Marta» salió a la luz junto con su autora, transformada y fortalecida.
Si tuviera que definir su novela en una sola frase, Ángeles Díaz diría: «Nuestras vidas no son una escena de amor, humor o dolor; son muchas cosas y todas a la vez». En esta afirmación resuena su visión de la literatura como un reflejo de la complejidad humana, una exploración sincera de las emociones y los contrastes que definen nuestra existencia.

«La paciencia es la clave. No todos abrirán tu libro, pero aquellos que lo hagan encontrarán un pedazo de ti en cada página».
Las palabras, ya sean elogios o críticas, son espejos en los que un autor puede mirarse. Aceptarlas no significa doblegarse, afinar la mirada, encontrar el equilibrio entre la voz propia y la percepción del lector. Y Ángeles, con su experiencia en la edición y el diseño, ha aprendido que la literatura es un diálogo continuo, donde cada opinión deja su huella en la construcción de una obra perdurable.
Ahora, Ángeles Díaz y su libro «Mi queridísima Marta» forman parte del proyecto «Detrás de cada libro hay una historia», impulsado por el Consejo Literario Independiente de «Viajes Literarios» y «Drama Social». Esta iniciativa, que reúne a escritores de distintas nacionalidades, se publicará inicialmente en español antes de ser traducida a otros idiomas.
Su inclusión en este proyecto, pone de manifiesto la relevancia de su obra dentro del panorama literario internacional, abriendo nuevas puertas para que su voz alcance a lectores de diferentes culturas. «Escribir es un acto de valentía, y saber que mi historia podrá inspirar a otros en distintas partes del mundo es un sueño hecho realidad».
Ser escritora, para ella, no es solo un oficio, es una manera de habitar el mundo. Con cada palabra, Ángeles Díaz construye puentes entre la imaginación y la realidad, entre el ayer y el mañana. Y, en ese proceso, deja un legado imborrable para las generaciones futuras.
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